lunes, 14 de marzo de 2011

Sentado en mi terraza. 30 de junio 2009.

Todo lo que necesito está en ella. Ahí está. Podría ir caminando bajo la lluvia a tomar lo que por derecho me pertenece. Porque el amor da derecho, ¿verdad? Porque la amo tengo derecho a pedirle que esté conmigo y porque nos amamos tenemos derecho a besarnos hasta la muerte. Y es que aun si algo que tanto quiero es besarla, no es algo que me llene de pies a cabeza. Yo la quiero a ella. Quiero entregarme a ella y hacerla por siempre feliz. En definitiva la pasión no lo es todo. Dice que falta algo y creo que yo apoyo esa idea; lo que a mí me falta es el compromiso. Ése por el cual yo soy suyo y de nadie más, por el que mi vida y la suya dejan de ser de cada quién y pasan a ser de los dos. Quiero serle fiel a ella. Que todo el mundo sepa que la amo y que ella a mí. Y quiero que ella me ame. Dice que así es, pero la verdad es que tengo miedo de que se haya retractado. Tengo miedo de que un día, al despertar, lo haga sabiendo que ella ya no me ama. ¿A qué me puedo aferrar para tener seguridad? Si cada vez que la pasión domina nuestra existencia por algunos instantes ella se recrimina y la absorbe su inestabilidad o su duda, qué sé yo, y me dice que eso es un error, que no deberíamos habernos dejado llevar por nuestros instintos más puros. Y por lo menos mis instintos sí que son puros. He tenido encuentros carnales con varias mujeres en mi vida, pero nunca habían sido como con ella. Nunca habían estado llenos de las ganas de abrazarla por siempre y siembre habían sido arrebatos de lujuria, sin afecto si quiera. Tal vez mienta al decir que nunca habían sido parecidos a los que tengo con ella, pero estoy seguro que no miento al decir que con ella han sido mucho mejores y especiales que con cualquier otra. Pero insisto en que algo falta para que todo sea perfecto. Y repito que lo faltante es el compromiso. Repito que no mejorará hasta que acepte formalizar nuestra en parte secreta relación. Es en parte secreta porque no muchos saben que ella me quiere por igual. Y es conocida porque todos saben que yo muero por ella. Y es completamente secreta la parte de lo carnal. Sólo una persona lo sabe por voz de mi amante secreta y otra porque tuvimos la mala suerte de ser descubiertos en el delito. Delito porque es secreto y prohibido. Las consecuencias de que alguna persona se enterara podrían ser muy graves. Podría ser que hasta se nos prohibiera vernos. pero ése sí que sería un delito grave: prohibir que dos almas recién adultas se entreguen a la pasión con amor. Mayor sería nuestro delito si no hubiera sentimientos de por medio, o al menos así no tendría significado alguno y se convertiría en una demostración de lujuria y no de amor como yo la veo. En fin, si esto sigue ocurriendo, y me refiero a nuestros encuentros secretos, me iré corroyendo por dentro ante la espera de mi anhelado compromiso. Ésto si es que no llega pronto, lo que a decir verdad creo que así sucederá. Y hay otra opción: que de una buena vez cumpla su palabra de no repetirlo, y eso sí que me mataría. No me puedo quedar sin ella.

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