domingo, 13 de enero de 2013

Cartas al sol.


Tengo un corazón que clama ser escuchado y unas manos que no quieren que el pobre haga el ridículo. Y no sé a quién hacerle caso. Tengo miedo de todo. De escribir y sufrir. De no hacerlo y sufrir por el hecho. De no buscarte y perderte. De buscarte y fallarme. De buscarte y de no buscarte y de escribirte y no escribirte y verte y mi vida sin ti. De irme y jamás encontrarte. De quererte y jamás volver a tenerte. De conocer a alguien cuando tenga que. De que conozcas a alguien cuando tengas que. De haberme equivocado. De que te hayas equivocado y que yo no haya sido capaz de hacerte ver el error. De ser todavía muy joven. De no saber que en un día más voy a ser muy viejo. De no haber vivido. De haber vivido lo que tenía y hacerme el tonto buscando experiencias que no tenía que. No, no. Nada de eso. Todo es lo mismo. Todo se resume a quererte. Todo se resume a lo que siento cuando te veo. Todo se resume en mis sueños que contradicen mis intentos de salir de aquí, de ti. En mis noches de olvido y perdición que se ven interrumpidas por la idea de que tú estabas ahí y por mi aliento entrecortado por irte corriendo a buscar. ¡Ahí! ¿Oíste? ¡Ahí! Pero no estabas entonces. Entiende el “entonces”. Entiéndelo en cuanto a “en ese momento”. En cuanto a que acerté el lugar pero llegué veinte minutos después. Y pasó hoy y pasó en nuestras vidas. Tuve todo, excepto la puntualidad. Te conocí antes, o tal vez después. Te conocí cuando no debí de. Y odio al destino por haberme hecho creer en él. O igual y lo odio por darnos la oportunidad y no haberla tomado. O porque quiso hacernos una broma de pésimo gusto. O puede que en realidad te odie a ti. Quién sabe. Igual y a mí. Igual y odio haberte conocido. Igual y no haberme ido de aquí antes de todo. Igual y odio todo. Igual y odio todo lo malo de esto. ¿Pero sabes qué es lo que sé que en realidad odio? No poder saber qué es lo malo de todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario