¿Me estaré perdiendo la oportunidad de volver a decir “te
amo”? Me asusta. Me espanta. La idea de que se rompa la escalera de esperanza
en la que tanto he subido se convierte en un agujero que me traga por adentro.
Siento el miedo de quien voltea al cielo y ve el piano colgando de la cuerda. “¿Resistirá?”,
es lo que piensa. Y no se puede saber si lo hará. Así parece todo.
¿Y si mi escalera en realidad termina por romperse?
¿Aguantaré la caída? Quiero que la escalera me lleve a esa isla en la que sólo
somos tú y yo y el mundo se trata de nosotros; lo quiero con cada gota de
fuerza que derramo en cada respiro. ¿Sabes lo que es voltear al suelo y darme
cuenta de lo lejos que quedó? ¿Sabes que tus misterios se transforman en
polillas que debilitan la resistencia de mi sueño? Pero otra vez recuerdo tu sonrisa al verme,
recuerdo cómo parece que tu abrazo descompone el tiempo, recuerdo mi cabeza
romperse por extrañar tu aroma, recuerdo que tu voz y tu compañía hacen que la
vida se vea bonita. Y tomo todo eso y lo convierto en ganas de subir otro
peldaño. Y lo subo.
Porque si a alguien quiero poder decirle “te amo”, no a es
otra más que a ti.
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