domingo, 29 de abril de 2012

Una escalera de madera esperanza.


¿Me estaré perdiendo la oportunidad de volver a decir “te amo”? Me asusta. Me espanta. La idea de que se rompa la escalera de esperanza en la que tanto he subido se convierte en un agujero que me traga por adentro. Siento el miedo de quien voltea al cielo y ve el piano colgando de la cuerda. “¿Resistirá?”, es lo que piensa. Y no se puede saber si lo hará. Así parece todo.
¿Y si mi escalera en realidad termina por romperse? ¿Aguantaré la caída? Quiero que la escalera me lleve a esa isla en la que sólo somos tú y yo y el mundo se trata de nosotros; lo quiero con cada gota de fuerza que derramo en cada respiro.  ¿Sabes lo que es voltear al suelo y darme cuenta de lo lejos que quedó? ¿Sabes que tus misterios se transforman en polillas que debilitan la resistencia de mi sueño?  Pero otra vez recuerdo tu sonrisa al verme, recuerdo cómo parece que tu abrazo descompone el tiempo, recuerdo mi cabeza romperse por extrañar tu aroma, recuerdo que tu voz y tu compañía hacen que la vida se vea bonita. Y tomo todo eso y lo convierto en ganas de subir otro peldaño. Y lo subo.
Porque si a alguien quiero poder decirle “te amo”, no a es otra más que a ti.

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